Paraules amb Iniciativa

Amb els peus a la terra

Mireia Mollà Herrera, Consellera d’Agricultura, Desenvolupament Rural, Emergència Climàtica i Transició Ecològica

Buenos días:

Antes de nada quiero daros las gracias a todas las personas que habéis decidido acompañarnos en un día y acto como este, a todas las personas que entendéis la importancia que para el Gobierno Valenciano, para los grupos firmantes del acuerdo del Botànic 2, tiene el medio ambiente, la agricultura, la biodiversidad, la movilidad, la energía, los bosques, el agua, y la lucha contra la contaminación.

Afrontamos juntos, afronto personalmente, un reto fundamental para nuestro futuro. Un reto que afecta a nuestro medio ambiente, también a nuestra economía, a nuestras relaciones como personas y a nuestra relación con el entorno que nos rodea. Afrontamos un reto, además, que ya es una emergencia y que precisa de medidas importantes y valientes, algunas de ellas urgentes.

La ecología, el medio ambiente, nos rodean de una manera tan cotidiana que todo lo que hay que hacer seguramente nos parecerá extraordinario. Esta misma mañana he venido desde el sur, desde Elx, una tierra fronteriza con la desertización pero que atesora un ejemplar patrimonio de la Humanidad: el Palmeral d’Elx, un bosque urbano que se alarga hasta las pedanías y los campos que conforman nuestro municipio. Esos huertos de palmeras son el fruto del mimo y el empeño de siglos, del cuidadísimo gasto del agua, de la idea clara y constante de que con nuestras palmeras no definen sólo un patrimonio ambiental, sino también nuestra vida, nuestra cultura, nuestra razón de estar en esta tierra, nuestra relación con el pasado para guardarlo hacia el futuro.

Nos encontramos en un momento crucial, en un momento de urgencia. El futuro de nuestro medio rural, del agua con la que regamos o nos llevamos a la boca, de la salud y del bienestar de tantas y tantas personas, y de nuestros entornos, se encuentran en momento trascendental.

Los gestos cotidianos, nuestra vida diaria, nos llevan a gastar y malgastar miles de plásticos y recursos fósiles; personas y empresas generamos actualmente toneladas de residuos que no son reutilizados o reciclados; el agua es cada vez más escasa; la sequia cuartea campos y seca embalses. Estamos ante un ahora o ahora, porque el nunca no es una opción.

Pero no tenéis aquí a ninguna persona pesimista, en absoluto. Este reto debe ser afrontado y sé que en ello no estamos solos: sólo hay que ver la importancia política que el medio ambiente ha ganado en los últimos años, sólo hay que ver cómo las personas, las instituciones y las empresas van tomando conciencia, sólo hay que ver la gran labor que se ha estado haciendo en esta Conselleria.

Elena: quiero felicitarte y agradecerte, a ti y a todas las personas que integran la Conselleria, la ingente tarea que habéis afrontado en los últimos años. Hoy la transición ecológica es un tema capital en la agenda política, en la vida diaria de millones de personas y eso se debe también a la labor de quien, a través de la institución, se pone al frente de un reto como este.

Como digo, no soy una persona pesimista, sino una persona que pretende tener los pies en la tierra. Para sentir el trabajo de todas aquellas personas que estiman esta tierra y que estiman a la Tierra.

Quiero hacerlo con la energía que me caracteriza, pero con la humildad con la que debe afrontarse una tarea tan trascendental. Me lo decía hace poco alguien que me conoce bien: eres hija y nieta de agricultores y eso imprime carácter. Y sé qué es el mismo carácter que caracteriza a todas las personas que luchan y trabajan por el medio ambiente, por la agricultura, por nuestro campo, por nuestra tierra.

Deberemos afrontar grandes retos en nuestro campo, alguno de ellos tan urgentes como la contingencia contra la xylella, con cuyos agricultores afectados, entidades y técnicos implicados quiero mantener mi primera reunión oficial como consellera. También los retos actuales que marca la globalización, especialmente la diferencia de requisitos entre los productos agrícolas de nuestra tierra y aquellos que proceden de países con legislación mucho menos garantista.

Nuestro campo y nuestra agricultura, además de paisaje, raíces, identidad, son herramienta fundamental de vertebración del territorio y de transformación del modelo productivo. Nuestra economía también está en la tierra, en el agua, en la energía. Lucharemos por cada recurso hídrico necesario, por cada gota bien aprovechada y lucharemos por la energía sostenible, renovable, justa, económica. Porque ya os lo digo, la única energía que deberá desbordarse y que se gastará a raudales será la nuestra.

Deberemos afrontar con esa energía vital, también con conocimiento y paciencia, cambios fundamentales que no pueden esperar mucho más. Seremos tan valientes como urgente es la situación. Seguro que en algo seremos controvertidos, seguro que en muchas cosas deberemos ser convincentes, pero no tengo duda que ante la emergencia encontraremos cooperación, aprecio y respaldo.

Y será así porque este reto de hoy ya lo es para el futuro, para años y años, como así fijan los Objetivos de Desarrollo Sostenible, auténtica guía rectora de nuestra acción, como también lo es la Agenda 2030. Nuestra tierra debe estar inserta en el movimiento imparable que nos están enseñando los más jóvenes.

Jóvenes como Greta Thunberg, la adolescente de 16 años que cada viernes convoca a miles de chicas y chicos y que no tiene miedo de plantarse ante centenares de dirigentes mundiales y decir claramente: “estamos empeñados en seguir con las mismas ideas que nos metieron en este lío y si los adultos de ahora se comportan tan inmaduramente, esa carga de futuro corresponderá a los jóvenes”.

Greta me recuerda a todos los niños y niñas que hemos soñado con un futuro verde, justo y solidario. Una niña que todavía guardo dentro. Recuerdos que me acompañan y que me recuerdan a cada paso que la transformación ambiental es también transformación social. La transición ecológica, sin duda, repercutirá en mejor y mayor medida en las personas más vulnerables, en aquellas que más necesitan de la política y de las instituciones.

Estamos llamados a hacer de la lucha climática la lucha social del siglo XXI, en nuestros barrios, en las calles, en las empresas, en nuestro día a día y en las instituciones. Estamos llamados a que nuestra tierra, nuestros campos, nuestro mar tengan en la agricultura, ganadería y pesca sectores con identidad y futuro.

Así es como quiero enfrentarme a esta nueva tarea que comienza: de manera inconforme, reivindicativa, joven, pero con frutos maduros, perdurables. Vengo a tener los pies en la tierra y espero que esa tierra sea compartida por todos y para siempre.

Muchas gracias.

AMB ELS PEUS A LA TERRA

Bon dia:

Abans de res vull donar-vos les gràcies a totes les persones que heu decidit acompanyar-nos en un dia i acte com aquest, a totes les persones que enteneu la importància que per al Govern Valencià, per als grups signants de l’acord del Botànic 2, té el medi ambient, l’agricultura, la biodiversitat, la mobilitat, l’energia, els boscos, l’aigua, i la lluita contra la contaminació.

Afrontem junts, afronte personalment, un repte fonamental per al nostre futur. Un repte que afecta al nostre medi ambient, també a la nostra economia, a les nostres relacions com a persones i a la nostra relació amb l’entorn que ens envolta. Afrontem un repte, a més, que ja és una emergència i que precisa de mesures importants i valentes, algunes d’elles urgents.

L’ecologia, el medi ambient, ens envolten d’una manera tan quotidiana que tot el que cal fer segurament ens semblarà extraordinari. Aquest mateix matí he vingut des del sud, des d’Elx, una terra fronterera amb la desertització però que atresora un exemplar patrimoni de la Humanitat: el Palmerar d’Elx, un bosc urbà que s’allarga fins a les pedanies i els camps que conformen el nostre municipi. Eixos horts de palmeres són el fruit de la cura i l’obstinació de segles, de la curosa despesa de l’aigua, de la idea clara i constant que amb les nostres palmeres no defineixen només un patrimoni ambiental, sinó també la nostra vida, la nostra cultura, la nostra raó d’estar en aquesta terra, la nostra relació amb el passat per a guardar-lo cap al futur.

Ens trobem en un moment crucial, en un moment d’urgència. El futur del nostre medi rural, de l’aigua amb la qual reguem o la que ens portem a la boca, de la salut i del benestar de tantes i tantes persones, i dels nostres entorns, es troben en un moment transcendental.

Els gestos quotidians, la nostra vida diària, ens porten a gastar i malgastar milers de plàstics i recursos fòssils; persones i empreses generem actualment tones de residus que no són reutilitzats o reciclats; l’aigua és cada vegada més escassa; la sequia quarta camps i seca embassaments. Estem davant un ara o ara, perquè el mai no és una opció.

Però no teniu ací a cap persona pessimista, en absolut. Aquest repte ha de ser afrontat i sé que en això no estem solos: només cal veure la importància política que el medi ambient ha guanyat en els últims anys, només cal veure com les persones, les institucions i les empreses van prenent consciència, només cal veure la gran labor que s’ha estat fent en aquesta Conselleria.

Elena: vull felicitar-te i agrair-te, a tu i a totes les persones que integren la Conselleria, la ingent tasca que heu afrontat en els últims anys. Hui la transició ecològica és un tema capital en l’agenda política, en la vida diària de milions de persones i això es deu també a la labor de qui, a través de la institució, es posa al capdavant d’un repte com aquest.

Com dic, no sóc una persona pessimista, sinó una persona que pretén tindre els peus en la terra. Per a sentir el treball de totes aquelles persones que estimen aquesta terra i que estimen a la Terra.

Vull fer-ho amb l’energia que em caracteritza, però amb la humilitat amb la qual ha d’afrontar-se una tasca tan transcendental. M’ho deia fa poc algú que em coneix bé: eres filla i néta d’agricultors i això imprimeix caràcter. I sé què és el mateix caràcter que caracteritza a totes les persones que lluiten i treballen pel medi ambient, per l’agricultura, pel nostre camp, per la nostra terra.

Haurem d’afrontar grans reptes en el nostre camp, algun d’ells tan urgents com la contingència contra la xylella: amb els agricultors afectats, amb les entitats i tècnics implicats vull mantindre la meua primera reunió oficial com a consellera. També els reptes actuals que marca la globalització, especialment la diferència de requisits entre els productes agrícoles de la nostra terra i aquells que procedeixen de països amb legislació molt menys garantista.

El nostre camp i la nostra agricultura, a més de paisatge, arrels, identitat, són eina fonamental de vertebració del territori i de transformació del model productiu. La nostra economia també està en la terra, en l’aigua, en l’energia. Lluitarem per cada recurs hídric necessari, per cada gota ben aprofitada i lluitarem per l’energia sostenible, renovable, justa, econòmica. Perquè ja us ho dic, l’única energia que haurà de desbordar-se i que es gastarà sense límit serà la nostra.

Haurem d’afrontar amb eixa energia vital, també amb coneixement i paciència, canvis fonamentals que no poden esperar molt més. Serem tan valents com urgent és la situació. Segur que en alguna cosa serem controvertits, segur que en moltes coses haurem de ser convincents, però no tinc dubte que davant l’emergència trobarem cooperació, estima i suport.

I serà així perquè aquest repte de hui ja ho és per al futur, per a anys i anys, com així fixen els Objectius de Desenvolupament Sostenible, autèntica guia rectora de la nostra acció, com també ho és l’Agenda 2030. La nostra terra ha d’estar inserida en el moviment imparable que ens estan ensenyant els més joves.

Joves com Greta Thunberg, l’adolescent de 16 anys que cada divendres convoca a milers de xiques i xics i que no té por de plantar-se davant centenars de dirigents mundials i dir clarament: “si estem obstinats en seguir les mateixes idees que ens van ficar en aquest embolic i si els adults d’ara es comporten tan inmaduramente, eixa càrrega del futur correspondrà als joves”.

Greta em recorda a tots els xiquets i xiquetes que hem somiat amb un futur verd, just i solidari. Una xiqueta que encara guarde dins. Records que m’acompanyen i que em recorden a cada pas que la transformació ambiental és també transformació social. La transició ecològica, sens dubte, repercutirà en millor i major mesura en les persones més vulnerables, en aquelles que més necessiten de la política i de les institucions.

Estem cridats a fer de la lluita climàtica la lluita social del segle XXI, en els nostres barris, als carrers, en les empreses, en el nostre dia a dia i en les institucions. Estem anomenats al fet que la nostra terra, els nostres camps, el nostre mar tinguen en l’agricultura, ramaderia i pesca sectors amb identitat i futur.

Així és com vull enfrontar-me a aquesta nova tasca que comença: de manera inconforme, reivindicativa, jove, però amb fruits madurs, perdurables. Vinc a tindre els peus en la terra i espere que aqueixa terra siga compartida per tots i per sempre.

Moltes gràcies.

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