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CÓMO MEJORAR LA EDUCACIÓN. PROPUESTAS PARA UN DEBATE

FORMACIO_VERDCon el presente artículo se quiere señalar unas cuantas ideas en torno a cómo mejorar la educación alertando sobre los principales errores que se han producido cada vez que se ha emprendido una reforma. Desde mi punto de vista, los principales errores cometidos han sido los siguientes:

  • Propuestas realizadas casi exclusivamente desde el ámbito político, que empiezan y acaban en lo legislativo; leyes y reglamentaciones a las que se llega sin la consulta, participación y debate de los principales actores profesionales y sociales que deben estar implicados en el cambio (comunidad educativa -alumnado, familias, profesorado-, universidades, organizaciones ciudadanas, profesionales y sindicales, administración local…).
  • Propuestas sobre el papel, que no llegan a tocar las palancas de las que realmente depende que los cambios se produzcan.
  • Propuestas de apariencia “radical”, que no se apoyan en lo que ya funciona bien y a partir de lo que habría que ir avanzando, sino en supuestos nuevos paradigmas que no hacen mas que provocar bandazos y campo abonado para que nada cambie.
  • Propuestas que no se acompañan de los recursos económicos, materiales y personales que posibilitarían una adecuada aplicación.
  • Propuestas hechas, además, sin el suficiente consenso político, lo que todavía hace más estéril lo que se legisla.

Ante esta problemática, y ahora que estamos en tiempo de cambio político, vuelve a aparecer la necesidad de “pacto educativo”. Por supuesto que es preciso un pacto educativo, pero no puede convertirse en el nuevo “talismán” de reforma de la educación. Fijémonos en que de esos cinco errores que acabamos de señalar, el “pacto” vendría a resolver únicamente los dos últimos, y siempre que dicho pacto fuera lo suficientemente sustancioso como para superar los principales desencuentros que se han venido produciendo en las últimas décadas.

Desde la experiencia que nos proporciona el comportamiento de los diferentes actores políticos y sociales durante estos años, los componentes básicos de un pacto educativo deberían ser:

  • Hacer que la legislación en educación sea producto del máximo consenso social y político.
  • Considerar los centros docentes un espacio para la educación ciudadana, en torno a los valores propios de una sociedad democrática, valores basados en los derechos humanos, por encima de cualquier sesgo ideológico partidista y/o religioso. En este sentido, la educación sobre cualquier confesión religiosa, que debe ser respetada, debería contemplarse fuera del marco escolar.
  • Contar con una financiación adecuada y sostenida, blindando este derecho social de forma que no sufra recortes, y que alcance el nivel que le corresponde según el entorno de países europeos en el que nos encuadramos.
  • Garantizar el derecho a una educación de calidad en condiciones de igualdad para todos los escolares, mediante:
    • una red de centros públicos que garantice la escolarización gratuita en las etapas de infantil, primaria y secundaria
    • el derecho a la ayuda en forma de beca para el alumnado que lo requiera, en las etapas de educación obligatoria y postobligatoria
    • sostenimiento con fondos públicos de aquellos centros privados que mediante concierto cumplan una función social, asumiendo en igualdad de condiciones que la red pública las necesidades y problemática de toda la población a escolarizar.

Estas son las líneas que harían posible el pacto educativo, y que expresan el necesario equilibrio que debe establecerse, al amparo del Artículo 27 de la Constitución, entre la libertad de creencias, la libertad de elección de centro, la equidad en el sistema educativo y la igualdad de oportunidades de todos las personas.

El pacto es condición necesaria, pero no suficiente. Si nos fijamos en la relación de errores anteriormente señalados, los tres primeros remiten a una deficiente participación de los principales actores implicados. Así pues, ¿cómo habría que actuar para que, además de ese esperado pacto educativo, se consiga una mejora de la enseñanza de forma realista y efectiva?

¿Cómo avanzar en estos momentos?

Creo que habría que distinguir dos planos. Por un lado, promover el “pacto educativo”, a partir de las fuerzas políticas presentes en el Congreso, respondiendo a lo que la sociedad está demandando desde hace tiempo. Las líneas de dicho pacto se han expuesto anteriormente, y representan, en mi opinión, el nuevo consenso que a día de hoy debería producirse, casi cuarenta años después de ese primer equilibrio alcanzado en el Artículo 27 de la Constitución del 78.

Por otro lado, y de forma paralela y simultánea a la consecución del “pacto educativo”, el nuevo gobierno de progreso debería:

  • Paralizar de forma inmediata la aplicación de la LOMCE.
  • Promover un estudio de sobre la situación de la educación, con la finalidad de centrar los principales problemas y las propuestas para su resolución. Este estudio, a modo de “libro blanco”, debería hacerse mediante una amplia participación ciudadana. Quizá los dos primeros pasos deberían ser:
    • Formar una comisión de expertos, que cuente con suficiente reconocimiento social.
    • Establecer un procedimiento transparente y efectivo para el debate y la participación de todos los sectores involucrados, de forma que no se produzcan los errores de otras reformas, como anteriormente ya ha sido señalado.
    • Elaborar una nueva ley educativa de amplio consenso y basada en la valiosa experiencia pedagógica que los centros docentes y el mundo educativo en nuestro país ha acumulado en las últimas décadas.

Si queremos que la próxima reforma educativa no se quede simplemente en una nueva ley, que venga a engrosar la ya abundante obra legislativa que nos ha caracterizado pero que no ha llegado a conseguir los cambios en profundidad que la situación actual requiere, las medidas aquí expuestas deberían contemplarse de forma global y abordarse simultáneamente. Esta sería nuestra propuesta.

 

paulasimo

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