Paraules amb Iniciativa

2017, él año que hicimos de Miguel Hernández algo nuestro.

Miguel Hernández (Orihuela, 1910 – Alicante, 1942) fue un pastor obligado a dejar los estudios, lo que no obstante no le impidió escribir poemas que le llevaron a Madrid y en su recuerdo a recorrer él mundo.

La Guerra Civil le pilló joven, cuando de sus versos emanaban alegatos projusticia social y denuncias contra él abuso de poder y la explotación de las clases bajas, como se puede leer en “Vientos del pueblo”.

Acabó ejerciendo de comisario político y luchó en él frente con él carné de militante del Partido Comunista. Siempre le indignaron los manjares opulentos a los que le invitaban personajes incluso de su misma ideología, mientras la mayoría de la población intentaba sobrevivir a duras penas.

Este año se cumple él 75 aniversario de su muerte y por ello se le rendirán distintos homenajes.

En este “2017: año Miguel Hernández” tanto él Consell como la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados han acordado dedicar él presente año a conmemorar la figura del poeta oriolano y por ello Compromís fue precisamente él grupo que presento en él congreso de los diputados esta propuesta, de manos del diputado Ignasi Candela.

Este año será especial tanto en Orihuela como en Alicante.

En su ciudad natal se hará una completa exposición bibliográfica y documental con objetos personales suyos, mientras que en la capital, él Instituto de Cultura Juan Gil-Albert acogerá del 15 al 18 de noviembre él IV Congreso Internacional sobre Miguel Hernández.

Estos serán los dos actos centrales, pero habrá otras actividades didácticas en torno a su figura y publicaciones que se irán descubriendo a medida que avance él año.

Cuando me pidieron escribir sobre él Año Hernandiano, me vinieron a la cabeza muchísimas cosas, entre ellas él recuerdo del centenario de su nacimiento que se celebró en 2010, año en él que a pesar de haber terminado mis estudios, visitaba Orihuela con suficiente regularidad como para suponer la importancia de este.

No es sencillo para los que nacimos en un país en él que reivindicar la figura de Miguel Hernández viene dada fruto más bien del costumbrismo que de una reivindicación ideológica, contemporizar con él.

En mi caso viví durante muchos años en al Calle Poeta Miguel Hernández en Elx y también este poeta da nombre a la universidad en la que realice mi licenciatura en Ciencias Políticas.

Pruebas ambas evidentes de que a pesar de crecer bajo la influencia cultural de los asfixiantes años del Partido Popular en gobiernos locales y autonómicos, esto en cierto modo no impidió la utilización de Miguel como figura “folclorica” más que como figura histórica e ideológica.

Ese es quizá uno de los temas sobre los que más se suele argumentar a la hora de hablar del recuerdo de Miguel, que ha pasado de ser una figura eminentemente utilizada por la izquierda a pasar a ser una figura simplemente que se utiliza como se podría utilizar cualquier otra hacia de bagaje identitario.

Pero pese a ello no podemos obviar que Miguel Hernández también ha sido una figura reivindicada por la izquierda.

Cabe destacar, por ejemplo, él homenaje anual ‘La Senda del Poeta’: una marcha de tres días en primavera durante la que centenares de personas recorren a pie la geografía alicantina desde Orihuela, donde nació, hasta la ciudad de Alicante, donde murió y está enterrado.

Tres jornadas que parecen idóneas para rememorar su persona en todas sus dimensiones: personal, literaria y también política.

Sin embargo, los actos se reducen a recitar algunos de sus poemas, con y sin música. Ni una palabra sobre él joven Miguel comprometido políticamente, ni de sus artículos, ni de su muerte en obstinada defensa de sus ideales democráticos.

Miembros de Joves amb Iniciativa- Compromís, él pasado año realizaron esta senda en una convocatoria a la que se adhirieron personas de todo lo largo y ancho del Pais Valencià para recorrer juntas este camino y con ello impregnarse del espíritu Hernandiano.

Fue un hecho bastante significativo ya que Miguel Hernández, aun y como digo ha sido una figura diluida por algunos y reivindicada ideológicamente por otros, si ha sido una figura al igual que la de Vicente Blasco Ibáñez, envuelta un halo sombrío y de ostracismo para él valencianismo político quizá por relatar sus obras en castellano.

Este año pues se cierran dos heridas ya que se conmemoran tanto él año Hernandiano como él 150 aniversario del nacimiento de Blasco Ibáñez, ambos Valencianos y personajes que marcaron su época y ambos también y por tanto merecedores de un reconocimiento de la izquierda valenciana.

Cerramos esa herida al haber sido los que creemos en él valencianismo político también, los que buscamos en diferentes instancias él continuar promoviendo ambas figuras.

Miguel en particular era y es una muestra de ese valencianismo de la mayoría que muchos promovemos, profundamente arraigado en la tierra en la que vivimos y que representa la pluralidad propia de nuestro territorio, muestra de esta sociedad mestiza, pero que a la vez se estremece ante él dolor de los demás, que es capaz de enfrentarse al dolor, él odio o la indiferencia.

Ironías de la vida, Miguel Hernández llegó a mi vía canciones de Víctor Jara o Joan Manuel Serrat como a muchas otras les llego en sus años de juventud.

Miguel para mi tiene un significado quizá más profundo dentro de lo que representa la figura de este poeta universal.

Como hija y nieta de Oriolanos republicanos pero Elxana hasta la médula al haber emigrado aquí tras la guerra, Miguel para mi significa más que esa reivindicación ideológica de su figura presente en él callejero o en él ideario de crear una universidad con su nombre.

Para mi, Miguel Hernández es él símbolo de la profunda complejidad que pueden llegar a adquirir las figuras históricas y de como su puesta en valor trasciende más allá incluso de esto.

Miguel es para mi la prueba de que se puede reivindicar una figura no solo porque la puedas hacer propia, sino también por él simbolismo que esta encarna para ti.

Ese es él gran triunfo que consiguió Miguel no solo en vida sino también con su horrible muerte.

Miguel escribía sobre la familia, la vida en él campo, sobre las injusticias que se reflejaban en la sociedad y él sentimiento cerrado de ser más de lo que a uno le permiten ser heredado quizá de vivir en un mundo en él que la poesía se tornaba amiga para expresar todo aquello que no se podía a viva voz, y menos aun en una sociedad profundamente señorial y costumbrista como la Oriolana.

Prueba de ello es “Nanas de la Cebolla” y como tras recibir una carta de su mujer Josefina en la cárcel relatándole su situación fuera y como en su casa solo tenía para darle de comer a su hijo “Pan y Cebolla”

El poeta conmovido, compungido, escribe versos como:

En la cuna del hambre 

mi niño estaba. 

Con sangre de cebolla 

se amamantaba. 

Miguel reivindica desde la sencillez de su figura la fuerza frente a la adversidad, la risa frente al sufrimiento

Tu risa me hace libre, 

me pone alas. 

Soledades me quita, 

cárcel me arranca. 

De Miguel Hernández se han hecho populares sus versos antibélicos o aquellos escritos desde la cárcel donde acabó muriendo, como este “Las nanas de la cebolla”, dedicadas a su niño.

El poeta de Orihuela ha pasado a la historia así, como un padre angustiado que se retorcía de dolor por no estar junto a su mujer ni junto a su hijo, como víctima de una guerra sin vencedores ni vencidos y casi con arrepentimiento.

Pero nada más lejos de la realidad: hay fuentes que señalan que a Miguel Hernández sus amistades dentro de la Iglesia le ofrecieron la libertad a cambio de renunciar a sus ideas y militancia… Y nunca lo aceptó.

Y es en esa sonrisa en la que yo me reivindico. Esa sonrisa que nos hace libres y nos da alas.

2017 será un año convulso, un año lleno de incertidumbres.

El ascenso al poder de Trump, la perdida de rumbo de la Europa alentada por él austericido, él auge de protofacismo en países como Francia, marcan él futuro de un año que se nos antoja complicado.

Tiempos muy parecidos a los que Miguel tuvo que enfrentarse, pero ante esta incertidumbre, solo nos queda reivindicar su figura como figura de valenciano representativo, de poeta valenciano universal, pese a en muchas ocasiones no ser referenciado como tal.

Miguel es la más clara imagen de que las palabras y las obras pueden ayudar a crear realidades sociales distintas, da igual quien las lea o quien las recite, él poder de su poesía se torna universal y puro ese momento en él que a pesar de estar en él más oscuro de los calabozos Miguel reivindica él poder de la sonrisa y la fuerza de la palabra como forma de crear no un muro de odio ante los enemigos, sino como forma de presentarse al mundo y de como debe mostrarse su hijo también frente a él.

Es tu risa la espada 

más victoriosa, 

vencedor de las flores 

y las alondras 

Rival del sol. 

Porvenir de mis huesos 

y de mi amor. 

Este 2017 este año Hernandiano, debe calar en nosotros como algo más, debe ser él año en él que comencemos a tomar conciencia de que las figuras que en ocasiones hemos dejado en un cajón, olvidadas, escondidas; deben ser rescatadas, y reivindicadas como tales.

Debe ser él año que nos declaremos profundamente Hernandianos, Bennedetianos o Blasquistas; él año en él que nos reinventemos a nosotros mismos ante él mundo en él que nos encontramos y sepamos hacer frente a los retos que nos presenta él futuro tomando como inspiración cualquier base que nos haga sentir que formamos parte de un mundo que vale la pena ser reivindicado.

Y todo ello con una sonrisa como espada victoriosa, defendiendo nuestra sonrisa como una trinchera, mutándola, ofreciéndola como respuesta ante la adversidad y ante él infortunio.

Una sonrisa repleta de ideas, de compromiso social, de reivindicación.

Una sonrisa que nos haga libres de la tiranía, sin importarnos nuestro origen o condición.

Hoy, 75 años después, haremos de Miguel, y su legado, también, algo nuestro.

 

Tamara Martínez Lidón // Secretària d’Organització d’Iniciativa Comarques del Sud // Portaveu de Compromís per Elx

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